¿Quién es un ciberocupa?

Quién es un ciberocupa y a qué se arriesga.

Ciberocupa es un término omnipresente en el mundo de los dominios. Son muchos los que intentan sacar el máximo provecho en esta loca carrera que nos propone Internet. Para algunos, los ciberocupas son simplemente los pícaros del nuevo milenio, otros los consideran una de las mayores lacras de este mundo. Valoraciones aparte, en el mundo hispano - latino este fenómeno se da con una enorme frecuencia.



Según la definición más habitual, un ciberocupa es aquella persona que registra un dominio idéntico, similar o que contiene una marca registrada con la intención de obtener beneficios vendiendo el dominio a su legítimo propietario.



Básicamente, lo que un ciberocupa hace es aprovecharse de esta especie de política “del salvaje oeste” que rige el registro de nombres de dominios. Sacando partido del « first-come, first-served » (primero en llegar, primero en servirse), la misma estrategia que se aplicó en la expansión de colonos hacia la costa oeste de EEUU durante el siglo XIX, estos modernos buscadores de oro intentan encontrar dominios que puedan tener un gran interés para la empresas y poder venderlos así a precios elevados. Y ¿cuáles son estos dominios? Evidentemente, los nombres de sus propias marcas o productos.



El proceso es entonces bastante sencillo, hacemos un listado con aquellos nombres que pueden resultar muy interesantes para alguien. Tan interesante como para que ese alguien esté dispuesto a pagar mucho dinero. Después, sólo nos queda ir revisando cada uno de esos nombres y ver cuáles están libres. Buscamos en la base de datos WHOIS y encontramos que uno o varios de esos dominios no han sido registrados todavía. Un par de clics y ya está. Ya somos ciberocupas.



La cuestión, por tanto, no es en absoluto complicada. Nuestro único problema consiste en que no somos los únicos ni mucho menos los primeros en pisar este terreno.



El ciberocupismo se ha disparado con la puesta en funcionamiento de los nuevas extensiones (.biz, .info, etc…) hasta duplicar en este comienzo de año el número de denuncias por ciberocupismo que se producieron en todo el año pasado.



Para evitar estas situaciones, la ICANN (organización que se encarga de la gestión de los dominios a nivel mundial) creó la tan criticada Política Uniforme de Resolución de Disputas de Dominios (URDP). Este es un procedimiento rápido por el cual se puede reclamar un nombre de dominio ciberocupado y obtener su cesión inmediatamente si la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) falla a favor del demandante.



Es un proceso rápido pero también bastante caro. Ponerlo en marcha nos costará como mínimo una inversión de 3.000 $ (3.285 €). Por lo tanto, normalmente este proceso sólo lo pueden iniciar empresas con un potencial económico considerable. Tanto los árbitros como la propia OMPI reciben un porcentaje de este pago. Muchos aseguran que esto conduce a que los árbitros sean en muchas ocasiones parciales, pues fallan con mucha más frecuencia a favor de quien paga el proceso. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que, aunque es verdad que se han dictado algunas sentencias dudosas, también es verdad es que muchas de las reclamaciones realizadas aparentemente son legítimas. Nadie se arriesga a hacer una inversión de 3.000 $ dólares o más sino tiene unas mínimas garantías de éxito.



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